La velocidad de obturación, la apertura y el ISO son los factores más importantes a la hora de capturar una imagen, pues determinan el nivel de exposición. No obstante, si bien la apertura es fundamental para determinar la profundidad de campo y el ISO funciona como una amplificación digital para obtener más luz, la velocidad de obturación es la encargada de capturar el movimiento, por lo que adquiere mayor relevancia en el ámbito cinematográfico.Una velocidad de obturación rápida (1/500) reducirá los halos del movimiento y permitirá mayor definición, ya que expondrá cada frame menos tiempo. Una velocidad de obturación lenta (1/8) mostrará sujetos borrosos y cuyo movimiento no será tan fluido, debido a la cantidad de tiempo que ha estado cada frame expuesto.
Una regla muy generalizada entre cineastas es la de duplicar la velocidad de obturación en función del número de frames por segundo al que se grabe. Este truco viene de la época en la que predominaban las cámaras que usaban film, donde el obturador tenía una forma de medio círculo y, por tanto, el ángulo de obturación era de 180°. Este obturador exponía los frames por mitades, esto es, a 1 fps sólo podía dejar entrar la luz medio segundo (1/2). Aplicando esto a las cámaras digitales, si se graba a 24 fps (como suele ser habitual en cine) lo idóneo sería una velocidad de obturación de 1/48, que en la mayoría de cámaras digitales sería sinónimo de 1/50, ya que ese ajuste viene limitado. Esta velocidad de obturación, junto con los 24 fps, consigue ese look cinematográfico que todo director de cine busca, pues ambos ajustes combinados permiten capturar el movimiento de una manera que resulta muy natural para nuestros ojos, ya que se asocia con las películas de la era del film.
La velocidad de obturación 1/50 es con la que se graban la mayor parte de las películas actuales, sin embargo, no hay que seguir las reglas a ciegas. Janusz Kaminski, director de fotografía de Salvar al soldado Ryan (1998), decidió utilizar ángulos de obturación de 45° y 90° para transmitir mayor realismo en algunas escenas, lo que se correspondería con velocidades de obturación de aproximadamente 1/200 y 1/100. Otro ejemplo lo encontramos en la película japonesa House (1977) donde se presentan algunas escenas con una velocidad de obturación muy lenta para dotar a los personajes de una cualidad fantasmagórica. Las reglas hay que conocerlas, pues siempre son de gran utilidad, pero una vez dominadas, hay que intentar ir más allá.
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