La luz es indispensable en fotografía, proporciona forma y textura a los objetos que aparecen en la imagen. Por eso, no es exagerado afirmar que sin luz no habría fotografía, y por extensión, cine.
Los criterios que definen la iluminación son:
- tipo de fuente: natural o artificial. Mientras que en exteriores se suele utilizar la luz natural, siempre que las condiciones atmosféricas lo hagan posible, en los interiores se precisa de luz artificial. A menudo, en en algunas escenas cinematográficas, se ilumina un interior de forma tan natural que apenas percibimos la fuente de luz.
- cantidad: mucha o poca. La temperatura de la luz se mide en grados Kelvin.
- temperatura: caliente o fría.
- dirección (orientación): frontal, contraluz, lateral, picada o contrapicada
La iluminación frontal es la más sencilla de todas. Consiste en colocar el foco de iluminación frente al objeto o persona. La finalidad de este tipo de iluminación es que todo quede iluminado, por lo que no percibimos sombras, pero tampoco textura.
La iluminación a contraluz o posterior es una tipo de iluminación sugerente. El foco de iluminación se sitúa detrás del objeto o persona, con lo que aquello que vemos es su silueta o contorno. En este caso tampoco percibimos la textura.
Por lo que concierne a la iluminación lateral, el foco de luz se sitúa a un lado de los objetos y personas, con lo que se producen sombras, se acentúan las formas y, además, se perciben las texturas. El contraste entre la parte iluminada y la sombreada añade el efecto tridimensional.
Si la luz picada (de arriba a abajo) proporciona una imagen más o menos natural, la luz contrapicada (de abajo a arriba) da una imagen antinatural. Ésta última es una iluminación utilizada para crear cierto ambiente de misterio.
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