La estética expresionista causó un gran impacto en el cine. Por primera primera vez, la iluminación, el maquillaje y el decorado se ponían al servicio de la historia y dejaban de ser un elemento neutral en la escenografía. El impacto fue tal que el término expresionista ha sido acuñado por el cine para describir un tipo de escenografía y caracterización donde lo simbólico se expresa visualmente. Decimos que un decorado es expresionista cuando esconde un significado que va más allá de lo que a simple vista se ve.
Uno de los primeros géneros cinematográficos a utilizar el concepto expresionista fue el cine negro, desarrollado en Estados Unidos entre la décadas de 1940 y 1950. Temáticamente, las películas de cine negro giran alrededor de gangsters, criminales y otros delincuentes y son herederas de la novela policíaca. Este género presenta una sociedad marcada por la violencia y suele estar enmarcada en un fatalismo que se traduce en finales agridulces.
Cinematográficamente el cine negro está próximo al cine expresionista alemán en su empleo del lenguaje metafórico, donde la escena es descrita por una iluminación tenebrosa en claroscuro, donde predomina la noche y los días lluviosos y donde se utilizan las sombras para mostrar la psicología de los personajes.
Como habían utilizado ya los cineastas alemanes, el cine negro apostó por las sombras descomunales para retratar esta sociedad violenta. Así, por ejemplo, en El tercer hombre (1949) la sombra representa la ausencia, pero también la amenaza de la no ausencia.
La sombra también refleja la dualidad del hombre: la bondad y la maldad. Así sucede en las escenas finales de Perversidad (1945), donde la sombra del protagonista es la marca de su pecado, la huella del verdadero asesino.
Aunque el inicio del género se dio a principios de los 40, no fue hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando éstas se estrenaron. Gran parte de los directores de estas películas eran europeos que habían huido del régimen nazi, entre los que hay que destacar a Fritz Lang. Estos directores europeos llevaron a Hollywood el gusto por la iluminación en claroscuro.
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