En este nuevo post de nuestra sección de artes escénicas vamos a hablar del cine en tres dimensiones. Casi desde los albores de la historia del cine, la intención de muchos creadores fue lograr esa sensación de profundidad e inmersión que James Cameron logró por ejemplo con Avatar (2009). Conociendo las bases del funcionamiento de la sensación de 3D en el cerebro humano, la cosa parecía factible. Lo que queremos ver en este post es hasta dónde se ha avanzado en el afán por mejorar la técnica.
Primeros pasos del cine en 3D
No fue hasta los años 50 cuando el cine en 3D empezó a ser una realidad tangible, un proyecto factible. Como decíamos antes, en sus comienzos, el cine se pensó en tres dimensiones. El primer sistema de cine en 3D lo patentó en 1890 William Freese-Greene (5 años antes de la primera proyección de los hermanos Lumière). Frederick Eugene Ives, diez años después, presentó su cámara de dos lentes. Más tarde llegó la separación de la imagen basada en dos colores, en la que se introdujo el concepto de las gafas con cristales de dos colores que todos hemos visto y probado alguna vez. En 1922 se pudo ver la primera película en 3D en salas comerciales usando el sistema de dos proyectores. La cinta fue The Power of Love. Después llegarían más grabaciones en las que se usaron cámaras estereoscópicas.
Los años 50 y la llegada del color
En esta década, el cine 3D vivió un notable empujón gracias empuje de la televisión. Llegaron las películas en color. Bwana Devil (1952) fue la primera película en 3D en color. El sistema, ideado por M.L. Gunzberg, consistía en dos rollos de película que debían proyectarse al mismo tiempo y perfectamente sincronizados. Lo malo era que el efecto tridimensional solo se lograba en los asientos centrados y las gafas solían causar dolor de cabeza en los espectadores. Posteriormente llegaría el sonido estéreo con House of Wax (1953). De todos modos, el cinemascope volvió a relegar al cine 3D a un segundo plano, o tercero incluso.
Los sistemas 3D avanzados
Los primeros años de la tecnología 3D en el mundo del cine se toparon con la Gran Depresión tras el Crack del 29. La llegada de la televisión a los hogares fue otro handicap que no permitió desarrollar la técnica al ritmo deseado.
Por eso, no fue hasta la década de los 80 con la popularización del cine IMAX cuando el 3D comenzó a despuntar como producto. Estos trabajos se proyectaban en salas de pantallas curvas donde la sensación de invasión de la imagen hacia el espectador aumentaba y donde se popularizaron las gafas tridimensionales hechas de cartón y celofán rojo y azul.
Años después, Arch Oboler dotó de nuevo de dinamismo al mundo del 3D con el sistema Space-Vision 3D. Las imágenes se superponían en la misma tira de película y se proyectaban con un solo equipo con una lente especial.
El siguiente hito en el cine en 3D se atribuye a cines IMAX 3D donde se utilizan dos lentes de la cámara para representar los ojos derecho e izquierdo. La grabación quedaba almacenada en dos rollos de película por separado y luego se proyectaba de forma simultánea. El boom comercial en IMAX 3D vino de la mano de The Polar Express (2004), un año después de que James Cameron presentara el largometraje Ghosts of the Abyss en formato IMAX 3D.
Desde ese momento se han sucedido los estrenos de cine en 3D, sobre todo con películas de animación. De todos modos, la cinta pionera en este campo fue Avatar (2009), marcando para muchos un antes y después en el mundo del cine.
Sin embargo, este 2019, Vengadores: Endgame ha batido el récord de Avatar como la película más taquillera de la historia. La última entrega de Vengadores, de Marvel, desbanca así a la cinta de James Cameron diez años después. La película, dirigida por Joe y Anthony Russo, ha sido la primera película en recaudar más de 1.000 millones de dólares en su primer fin de semana.
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