Propiedades controlables de la luz

Seguro que habrás observado que en aquellos días que más luz del sol hay, más claras son las sombres que se proyectan. En cambio en un día nublado, las sombras son difusas y casi desaparecen. De este modo, la propia naturaleza nos proporciona la primera distinción, en función de cómo actúa la luz. Así hablamos de dirección específica o de gorma general indirecta. Esta actuación la podemos llevar al escenario, convirtiendo así el control de la luz en un arte.

Propiedades controlables de la luz

Como ya hemos comentando, con el control de la luz podemos obtener múltiples efectos sobre un escenario, que nos permitirán crear atmósferas distintas, según las necesidades de la obra teatral o espectáculo a representar. Estas propiedades controlables de la luz son:

Intensidad

Se trata de la cantidad de luz presente. También se le denomina luminosidad. Esta varía en función de la cantidad de focos o aparatos utilizados, la potencia de estos, el empleo de dispositivos que los regulen, la distancia entre los objetos y los aparatos de iluminación, el brillo y saturación de los filtros de color que se interponen en el haz y si se utilizan accesorios para modificar la forma del haz.

Distribución

Aquí son tres los componentes que van a influir en la forma de comportarse la luz. Estamos hablando de la dirección, la forma y la calidad.

Dirección

Esta viene determinada por el ángulo y la colocación. Esta puede ser:

• Cenital (encima de la cabeza del actor), suele utilizarse para dar un efecto dramático.
• Frontal, iluminando el rostro del actor en su totalidad. Pero si la utilizamos en escenarios puede manchar el fondo con la sombra. Es por eso que su utilización se reduce a los platós de televisión,  cine y fotografía. En escenarios de conciertos o de obras teatrales, se recomienda utilizar el frontal alto.
• Frontal alto que se coloca frente al actor, pero siempre tiendo en cuenta que el haz de luz ha de golpear la cara en un ángulo de 45 grados con respecto a la línea de mirada.
• Candileja. Son focos colocados en el suelo frente al actor. También se denominan frontal bajo. Se suele emplear para complementar otras luces con el fin de suavizar los contrastes en el rostro de los actores.
• Contraluz. Se coloca justo detrás del actor y abarca su silueta. Se suele emplear niebla artificial para dar el efecto de que algo sobrenatural o asombroso está sucediendo en el escenario.
• Contraluz alto, ubicada a la misma altura y distancia que el frontal alto. Esta ayuda a separar la figura del fondo, consiguiéndose así profundidad.
• Lateral. Se coloca en el lateral dejando visible solo uno de los lados del actor, bien por el lado derecho o el izquierdo.
• Lateral alto. La luz llega al actor por uno de los lados en la misma angulación que el frontal alto. Marca más el cuerpo y el rostro, con lo que se consigue dar una trimensionalidad.

Forma y calidad

Otros aspectos que tenemos que tener en cuenta a la hora de disponer los proyectores son la calidad y la forma (cuadrada, circular, reflejos de ventanas, sombras de ramas) del haz de luz. En cuanto a la calidad, dependerá de la concentración o difusión de la luz, así como de la definición de los márgenes.

Movimiento

Este se consigue de dos formas: moviendo físicamente el aparato o regulando la intensidad de los focos. De este modo conseguimos llamar la atención en una determinada zona de la escena o conseguir un efecto.

Color

Otra de las propiedades que podemos controlar de la luz es el color. Este viene determinado por el tipo de lámpara, su regulación y los filtros. En estos últimos tendremos en cuenta el material (dicroicos, plásticos…) con el que están hechos, así como el tipo de clase (neutros, difusores, correctores y de efecto).

Por supuesto, a la hora de ubicar los distintos focos tendremos que tener también en cuenta el tipo de material con que están hechos los objetos que ocupen el escenario. Como puedes ver la luz puede controlarse con las herramientas adecuadas. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que se deben tener también los conocimientos necesarios para ubicarlas apropiadamente.