A menudo, se suele dejar en un segundo plano la parte del sonido en la producción y posproducción audiovisual. Sin embargo, si suprimimos el sonido nos daremos cuenta de la importancia que tiene éste en la historia narrada. Ni tan siquiera el cine mudo fue realmente mudo en las salas de proyección, ya que existió tanto el acompañamiento musical, como la voz de los comentaristas en los primeros Nickelodeons.
Actualmente, el sonido ha adquirido una independencia física y semiótica. La posibilidad de trabajar con el sonido de forma aislada ha permitido establecer nuevas asociaciones entre sonido e imagen que, en realidad, no existen. Algunas de las opciones narrativas que ha hecho posible la tecnología del audio son:
- el doblaje
- los efectos sonoros
- la ambientación musical y sonora
Cuando hablamos de ambientación musical, nos estamos refiriendo al conjunto de sonidos y música que componen y acompañan un producto audiovisual. Lo importante de la ambientación musical es que el espectador/a comprenda este conjunto de sonidos y música como una parte indisoluble del mismo producto audiovisual y no como un añadido. Si bien la ambientación musical admite cambios, en general, se espera que esta ambientación sea coherente con el género del film o serie. Por ello, el espectador/a entiende que una película romántica tiene una ambientación musical completamente diferente de una película de terror o de ciencia-ficción. Y es que no debes olvidar que la ambientación musical y sonora es la recreación del paisaje.
Las funciones de la ambientación musical pueden ser sustitutiva, es decir, realista, como por ejemplo, voces y cánticos en una escena de una partido de baloncesto; dramática y tensional, como por ejemplo, sonidos extraños de un bosque en plena noche; de anticipación, gracias al uso de leit-motivs; etc.
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