Además de por la excelente ambientación y el rigor en la indumentaria, Mad Men ha destacado por la contraposición de sus personajes. Desde la década de los 40 del siglo pasado, Hollywood ha sabido explotar al máximo el contraste entre parejas: como Charlie y Rosie en La reina de África (1951). Se trata de un recurso en la narrativa cinematográfica que otorga dinamismo en la historia. La mayor parte de las veces, los carácteres llegan a un punto intermedio, es entonces cuando surge el amor; en otros, los carácteres simplemente son irreconciliables, y se separan.
Por lo que respecta a Mad Men, podemos hablar de tres parejas (dos sentimentales y una profesional) que juegan constatemente a la contraposición. La primera, por razones obvias, es la de Don Draper y su primera mujer Betty. Mientras que, como defiende Iñaki Martínez en la obra mencionada anteriormente (Guía de Mad Men. Reyes de la Avenida Madison, 2010), Don es el hombre que no tuvo la oportunidad de ser niño, Betty es la mujer que nunca ha dejado de ser niña. Mientras Don (o Dick Whitman) tuvo una infancia marcada por los malos tratos, la vida en un prostíbulo y una débil salud; Betty fue educada entre algodones para ser una buena y bella muchacha y una buena esposa y madre. A pesar de que Betty intuye que Don le es infiel con varias mujeres, prefiere mantener el estatus social y económico que su marido le ofrece. Paulatinamente, el carácter de Betty se irá endureciendo, pero siempre seguirá bajo el yugo masculino. De hecho, Betty abandona a Don por el senador Henry Francis.
En referencia a la segunda pareja Don y Megan, desde el inicio la diferencia de edad se nos es presentada como un handicap para que dicha relación llegue a buen término. Megan es una joven que, a pesar de ser buena en su trabajo como secretaria y, posteriormente, como creativa publicitaria, alberga aún el sueño de ser actriz. En el momento en que Hollywood se le antoja como el mayor de sus sueños, los carácteres de Megan y Don se distanciarán. Y a pesar de que Megan anhelará constatemente la presencia de su marido, Don volverá a retomar sus infidelidades.
Finalmente, los carácteres de Don y Peggy, al contrario que en los dos ejemplos anteriores, irán acercándose cada vez más. Peggy es la primera secretaria que Don tiene en el inicio de la serie, pero ya en la primera temporada, Don advierte cierto talento para la publicidad. Paulatinamente, Peggy obtendrá recompensas por su duro trabajo, algo que no conseguirá ninguna mujer más en la serie. Además, Peggy es casi el alma gemela de Don, por eso mismo no hay posibilidad entre ellos que exista relación amorosa alguna. Ambos son genios creativos, ambos tienen un pasado oculto, ambos son cínicos y ambiciosos… y por supuesto, ambos representan al self-made man (woman).
La riqueza de los personajes de Mad Men se halla en que no encontramos en la serie a héroes, ni malvados. En realidad, no representan valores, sino que más bien los personajes muestran sus miserias, que son al fin y al cabo miserias universales. Por ello, la serie consigue que, a pesar de que Don no sea el marido perfecto, nos sintamos identificados con él. Don y Peggy son cínicos, pero no menos que nosotros; como Betty y Megan son ingénuas e infantiles como lo seguimos siendo actualmente.
No hay comentarios