Además del movimiento generado por la cámara, en cine es importante el movimiento interno del plano y el movimiento externo que genera el montaje. Así pues, el dinamismo de una escena viene condicionado por los movimientos que produzca la cámara, por los movimientos de los elementos -personajes- del encuadre, por los cambios del punto de interés o peso visual y por el sentido final de la juxtaposición de planos.
Durante el montaje es imprescindible mantener el ritmo, para ello te aconsejamos lo siguiente:
- La grabación del movimiento debe ser de mayor duración de lo que está previsto en el guión técnico. Si el movimiento del personaje debe durar en el montaje final 15 segundos, es mejor grabar 25 segundos, siendo estos segundos de más, el tiempo en el que el personaje está en reposo. De esta forma, se facilita al montador poder escoger el inicio y el final correcto, con lo que se evita las faltas de raccord en movimiento. A este exceso de tiempo se le llama dejar cola.
- Cuando montes las imágenes, es importante que tengas en cuenta no sólo el movimiento interno de un plano, sino el movimiento del resto de movimientos internos del resto de planos. El lenguaje audiovisual es como la música, como el texto escrito, el sentido final lo da el conjunto de planos. Si ensamblamos una serie de planos generales con movimientos lentos de cámara, el ritmo que se produce es lento y contemplativo; mal planteado, puede llegar a aburrir. Este tipo de movimiento es muy utilizado por el cineasta Andrei Tarkovsky. De la misma forma, primeros planos y planos de corta duración crean un ritmo trepidante. El concepto “salvamento en último minuto” -inventado por David W. Griffith- es la fórmula en la cual se combinan planos de corta duración que transmiten la idea de tensión. Es el tipo de movimiento empleado en la mayor parte de videoclips.
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