El expresionismo alemán fue uno de los grandes movimientos del cine de los años 20, y ha influido de manera decisiva en muchos de los géneros y movimientos posteriores, como el terror o el cine negro, hasta la actualidad. Como su nombre indica, surgió en la depresiva y destrozada Alemania de la República de Weimar, tras la I Guerra Mundial. Su influencia fue más allá del cine (pintura, arquitectura, música,…), lo que se aprecia en las diferentes películas que componen este movimiento.
El expresionismo alemán se caracteriza por atmósferas cargadas, simbolismos continuos, un uso contrastado de la luz y unos decorados que deforman la realidad hasta el extremo de la locura, uno de los temas recurrentes del movimiento. En definitiva, los directores que desarrollaron este movimiento buscaban mostrar, de forma externa, un estado de ánimo interior de los personajes. Pero no solo se apoyaban en la fotografía o en los decorados, sino que las posiciones y angulaciones de cámara también se extremaban, a través de picados o contrapicados, para conseguir el efecto deseado.
Muchos estudiosos cinematográficos conectan el expresionismo alemán con el romanticismo del siglo XIX. También ha sido analizado como una expresión de un malestar nacional, el cual desembocó de forma trágica en el nazismo de los años 30.
Algunos de los principales directores y películas del expresionismo alemán son Robert Wiene (El gabinete del Dr. Caligari, 1919), Paul Wegener y Carl Boese (El Golem, 1920), F. W. Murnau (Nosferatu, 1922), G. W. Pabst (Misterio de un alma, 1926) o Fritz Lang (El doctor Mabuse, el jugador, 1922; Metrópolis, 1927 y M, el vampiro de Düsseldorf, 1931).
Muchos de estos directores huyeron a Hollywood, lo que hizo que, como hemos dicho, algunas de las características más representativas del expresionismo alemán se extendieran, como podemos comprobar en Drácula, de Tod Browning; Ciudadano Kane, de Orson Welles; El enemigo de las rubias o Psicosis, de Hitchcock; Noche de circo, de Bergman; e incluso en películas mucho más recientes como Blade Runner, de Scott o Batman Returns, de Burton.
Ayudante y Auxiliar de Dirección en diferentes series y proyectos audiovisuales (“Los Hombres de Paco”, “Bienvenidos al Lolita”,…). Crítico de Cine en la revista especializada “Caimán Cuadernos de Cine” y en su blog “El Chatarrero Audiovisual”. Docente de Marketing Online y Community Manager. Diplomado en CC. Empresariales por la Universidad de Salamanca, Diplomado en Cinematografía y Artes Visuales (Dirección Cinematográfica y Realización de Televisión) por la Universidad de León y Posgrado en Community Manager por la Universitat de Barcelona y la Escuela de Administración de Empresas.
1 Comment
Obras de teatro largas
20 octubre, 2020 at 5:45 amUn movimiento increíble que en su momento me fascinó por meses. Nuestro profesor nos puso extractos de El gabinete del doctor Caligari en clase, y recuerdo que me impresionó mucho su estética, a tal grado que la busqué después en línea. Me encantaría que hoy en día, algún director retomará esta corriente en su forma más pura para crear una película similar. Muchas gracias por compartir.