Podemos marcar un punto de inflexión en el conocimiento del cine oriental por parte de Occidente: 1950. Ese año, el director japonés Akira Kurosawa conseguía el León de Oro del Festival de Venecia con su película Rashomon, y por ende, el cine japonés en particular y oriental en general se abría a los ojos del gran público occidental.
Dentro del cine oriental la cinematografía que históricamente ha sido más fructífera, tanto comercial como artísticamente ha sido la japonesa. Las películas chinas, hasta la década de 1980, tuvieron una importancia menor en el panorama internacional, comparando con otras industrias como la taiwanesa o la de Hong Kong, debido al cine del género de las artes marciales, muy popular en Occidente, sobre todo, en la década de 1970. A partir de los años 90 del siglo pasado, otros nuevos cines emergieron, como por ejemplo el surcoreano o el filipino.
Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi o Yasujiro Ozu pueden ser considerados como los reyes del cine japonés, a los que hay que unir otros posteriores como Nagisa Oshima, Shoei Inamura, Naomi Kawase, Takeshi Kitano, Hayao Miyazaki o Kinji Fukasaku, entre otros. El cine japonés, en su mayoría, basculó entre dos géneros fundamentales: el gendai-jeki (cine ambientado en la actualidad) y el jidai-geki (cine de época ambientado, sobre todo, en la época Tokugawa, que comprende desde el siglo XVII al siglo XIX).
China, tras su Revolución Cultural, se convirtió en una potencia cinematográfica de primer orden. Los directores de la llamada Quinta Generación, como Zhang Yimou o Kaige Chen, son referentes de la misma.
El taiwanés Ang Lee, el chino Wong Kar-Wai, el hongkonés John Woo, los surcoreanos Kim Ki-Duk o Chan-Wook Park y los filipinos Brillante Mendoza o Lav Díaz son algunos de los máximos exponentes del cine oriental, en el cual, podemos encontrar grandes dramas históricos, permisividad sexual, un gran respeto por la tradición y una particular, explícita y estilizada forma de tratar la violencia.
En la década de los años 80, de Japón llegó la fiebre del manga, el cine de animación japonés. A finales de la década de los 90, Occidente descubrió también el terror asiático, una nueva forma de mostrar y de desarrollar, tanto en el cine japonés como en el surcoreano, fundamentalmente, los tópicos del género. Este cine, como otros en Occidente como el de Quentin Tarantino, demuestran que, tras años de constante intercambio y diálogo entre el cine occidental y oriental, la influencia entre ambos visual y narrativamente ha llegado a su máxima expresión.
Ayudante y Auxiliar de Dirección en diferentes series y proyectos audiovisuales (“Los Hombres de Paco”, “Bienvenidos al Lolita”,…). Crítico de Cine en la revista especializada “Caimán Cuadernos de Cine” y en su blog “El Chatarrero Audiovisual”. Docente de Marketing Online y Community Manager. Diplomado en CC. Empresariales por la Universidad de Salamanca, Diplomado en Cinematografía y Artes Visuales (Dirección Cinematográfica y Realización de Televisión) por la Universidad de León y Posgrado en Community Manager por la Universitat de Barcelona y la Escuela de Administración de Empresas.
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