El western es uno de los géneros más longevos de la historia del cine. Desde el primer film de Porter, Asalto y robo al tren (1903) a la última película de Tarantino, Los odiosos 8 (2015), han pasado más de 110 años donde el western demuestra una envidiable adaptación a los tiempos y sus problemas e intereses particulares. Esta universalidad de sus propuestas, unida a su mitificación e imaginería y contenidos compartidos.
El western es un cine de exteriores, donde el hombre mantiene una lucha constante con la dura naturaleza, y que nos brindan héroes solitarios convertidos en iconos masculinos (y alguno femenino) como arquetipos del héroe clásico. La localización usual de los westerns se sitúa al oeste del Río Misisipi, al norte del Río Grande y al sur en la frontera con México, entre 1850 y 1890, épicos años de la fiebre del oro, la Guerra de Secesión Americana, la construcción del ferrocarril, el exterminio indio y la expansión de colonos hacia el Oeste. En los westerns de los últimos años, como el remake de los hermanos Cohen Valor de ley o Django desencadenado, de Tarantino, estos lugares y momentos son desplazados por otros menos comunes.
La edad de oro del western comenzó con la obra maestra del director John Ford de 1939 La diligencia, que sentó las bases del lenguaje clásico de Hollywood. Esta época de esplendor, encarnada en las películas de Howard Hawks o Anthony Mann, terminó igualmente con un film del mismo director, Centauros del desierto, que dio paso a una nueva concepción menos maniquea del mismo con nuevos directores como Peckinpah (Grupo salvaje, 1969), o Arthur Penn (Pequeño gran hombre, 1070), que mostraban personajes más solitarios si cabe, antihéroes y con matices en sus valores y convicciones.
En esta época, por lo tanto, surgió el llamado western crepuscular, que anunciaba el fin de unos principios, a imagen y semejanza de la sociedad estadounidense. Se une la aparición del spaguetti western en Europa, con una concepción muy distinta del género, y que tuvo en Sergio Leone su mayor exponente. La postmodernidad trajo consigo un western nada idealizado y donde los roles de los protagonistas cambiaban. Ejemplo de esta interpretación moderna del género pueden ser Sin perdón (Eastwood, 1992), Bailando con lobos (Costner, 1990) o Django desencadenado (Tarantino, 2012), una oda violenta contra la esclavitud.
Ayudante y Auxiliar de Dirección en diferentes series y proyectos audiovisuales (“Los Hombres de Paco”, “Bienvenidos al Lolita”,…). Crítico de Cine en la revista especializada “Caimán Cuadernos de Cine” y en su blog “El Chatarrero Audiovisual”. Docente de Marketing Online y Community Manager. Diplomado en CC. Empresariales por la Universidad de Salamanca, Diplomado en Cinematografía y Artes Visuales (Dirección Cinematográfica y Realización de Televisión) por la Universidad de León y Posgrado en Community Manager por la Universitat de Barcelona y la Escuela de Administración de Empresas.
No hay comentarios