El sistema de Netflix abre un abanico de nuevas posibilidades para el cine. Desde que Netflix lanzara su plataforma de visionado para todo el territorio español, ha cogido mucho peso y actualmente está empezando a cambiar el paradigma en lo que a estrenos se refiere. Si hablamos de un cambio de paradigma es porque una plataforma con el número de espectadores que tiene Netflix –no sólo en España, sino en todo el mundo– ya no necesita que sus películas o series pasen por los cines antes de dar el salto a la televisión y, por tanto, se aseguran un mínimo de espectadores de forma mucho más rápida y eficaz a través de su propio sistema.
El secreto de Netflix es que produce y al mismo tiempo ofrece un servicio para ver las películas, generando así una especie de circuito cerrado muy rentable, ya que se salta todo un mundo de distribuidoras, festivales, envío del material, compra de derechos, etc., sin la necesidad de exhibir en el cine previamente. En el año 2013, Netflix ya empezó a producir sus propios contenidos, una estrategia que se potenció en 2014 y 2015 y que alcanzó su punto álgido en 2016, llegando a producir más de 100 títulos de todo tipo.
Si algo interesa a Netflix es ofrecer contenidos exclusivos a sus clientes, algo que en cuestión de años reducirá el impacto de los cines –como ha sucedido ya con la televisión convencional–, pero abrirá nuevas posibilidades, convirtiendo a las plataformas de visionado en el primer recurso a la hora de buscar contenido. Esto es positivo, pues además de la oferta de cada sala de cine, tendremos a nuestra disposición muchos más contenido exclusivo desde la comodidad de nuestra casa. Además, cuando los cineastas se den cuenta del potencial de plataformas como Netflix, muchos de ellos optaran por exhibir sus obras en este tipo de plataformas, pues permiten llegar a mucha más gente por mucho menos dinero –tanto el espectador como el cineasta ahorrarían costes–.
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