Actualmente no concibimos el cine -ni la televisión- sin el primer plano. El primer plano es un plano imprescindible para la narración de cualquier film, puesto que al mostrar el rostro de los personajes, podemos sentir lo que ellos sienten, podemos verles reír, llorar, podemos ver sus ojos y su boca, etc. Sin embargo, la introducción del primer plano no se dio en los primeros films, o al menos no hasta lo que Noël Burch señaló como cine moderno (modo de representación institucional). Burch señalaó en El tragaluz del infinito (1987) que podemos dividir el cine en dos grandes etapas:
- 1895-1914: modo de representación primitivo (MPR)
- 1914-1960: modo de representación institucional (MPI)
Es cierto que con la llegada de la Nouvelle vague, el cine rompió con algunas de aquellas características del MPI, pero no con todas, como por ejemplo con el primer plano, que sigue siendo el plano estrella del cine.
La Escuela de Brighton, vinculada a la Paul’s Animatograph Ltd. (1897), fue la primera en utilizar el primer plano. Sin embargo, la utilización del primer plano no respondió a ninguna función expresiva-dramática, sino a un hecho puramente funcional y siempre justificado. No será hasta pasada la primera década del siglo XX en EEUU y de la mano de David W. Griffith cuando el primer plano se utilice como recurso narrativo y dramático.
Además de para mostrar los sentimientos de los personajes, y por lo tanto, lograr la identificación y empatía, el primer plano fue el responsable del nacimiento del star-system. Gracias a él, los espectadores pudieron (re)conocer a Mary Pickford, a Lillian Gish, a Rodolfo Valentino, Greta Garbo, Charles Chaplin, Buster Keaton, etc; claro está que también hay que tener en cuenta la inclusión del nombre de los actores y actrices en los títulos de crédito y la labor de las grandes majors, como la Paramount.
Durante las décadas de los 40 y 50, los primeros planos femeninos fueron diferentes de los masculinos, puesto que a los primeros se les concedía un halo de glamour superior a los segundos. Esta diferencia se percibía en el tipo de iluminación. Así, los rostros de Rita Hayworth o los de Ava Gardner se convirtieron en los rostros más bellos jamás vistos. Gracias a estos primeros planos, Hollywood no sólo consiguió grandes éxitos de taquilla, sino que consiguió que miles de generaciones se sintiesen admiradas con aquellos personajes que aparecían en la gran pantalla.
No hay comentarios