Como en fotografía, en cine la iluminación es muy importante puesto que crea la sensación de espacio tridimensional en un espacio bidimensional. En los primeros años del cine, la utilización de la iluminación era muy rudimentaria, se iluminaba de forma frontal la escena con el simple objetivo de que la imagen se viera bien. De hecho, se grababa en exteriores y, por lo tanto, los operadores filmaban con luz natural. Paulatinamente, la iluminación, como el lenguaje audiovisual y el montaje, se fueron desarrollando para ponerse al lado de la nueva narrativa.
El cine clásico de Hollywood utilizó la iluminación artificial aunque lo hiciese en su mayor parte con una finalidad naturalista. Por ejemplo, en las primeras décadas de Hollywood, para las escenas de noche, se filmaba de día y se colocaban filtros. Es lo que se conoce como la noche americana o “virado en azul”. La base de la iluminación clásica de Hollywood, sigue siendo utilizada en la actualidad. Se trata de un sistema de iluminación basada en tres puntos, es decir, en el juego de tres luces: principal, de relleno y contraluz. Para los primeros planos se utilizó siempre una luz tamizada que acentuaba la belleza de las star-system.
Dentro de la iluminación artificial, debemos distinguir entre la naturalista y la expresiva. Mientras que la primera intenta ser lo más fiel posible a la naturaleza, y por lo tanto, todas las fuentes de luz deben estar justificadas, la iluminación expresiva o de uso expresionista pretende otorgar dramatismo, expresividad, simbolismo, etc. El cine clásico de Hollywood desarrolló la iluminación naturalista, y el cine expresionista alemán, la iluminación expresiva. Si bien todas las películas utilizaron (y siguen haciéndolo) ambos tipos de iluminación, es cierto que a determinados géneros cinematográficos se les ha asociado un tipo de luz. Así por ejemplo, a la comedia le correspondió una luz diáfana y al cine negro una luz de grandes contrastes.
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