Lo primero que tenemos que tener claro es que, en el terreno del sonido, a diferencia de los instrumentos de cuerda, percusión y viento, que producen vibraciones que viajan en el aire, el sintetizador parte de una oscilación. Esta hace que la energía eléctrica que recibe se convierta en ondas acústicas. Dicho de otro modo, se trata de señales eléctricas que son convertidas en sonidos a través de altavoces o auriculares. Con el sintetizador podemos alterar el timbre de un sonido, es decir, cómo suena, con una variedad muy amplia de parámetros.
En el mercado, hay básicamente tres tipos de sintetizadores:
- Modular: compuesto por varios módulos con diferentes especificidades para alterar el sonido.
- Digital: el origen del sonido (la oscilación) proviene de un código binario y que samplea la oscilación, y por ende, el sonido resultante.
- Análogo: este usa osciladores controlados con determinado voltaje. Además tiene otros componentes electrónicos para alterar la frecuencia.
Pero, ¿cuándo se fabricó el primer sintetizador? Lo cierto es que en este sentido no hay una opinión unificada. Unas voces sostienen que el primero fue el Telharmonium de Thaddeus Cahill (1897). Otros dicen que fue el Dinamófono, un instrumento desarrollado en 1906 también por Cahill. Este lograba adecuar las vibraciones con una palanca. En 1969 los sintetizadores monofónicos se empezaron a producir de forma masiva y a extenderse por todo el mundo usándose en el mundo de la producción musical.
En resumen, el sintetizador es un instrumento musical electrónico que genera señales eléctricas que son convertidas en sonidos a través de altavoces o auriculares. Como hemos visto, puede imitar a otros instrumentos o generar nuevos timbres. Según el proyecto que tengamos entre manos.
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