Cuando, a la hora de grabar un disco, en el campo del sonido hablamos de “mezcla” nos referimos a la tarea de lograr el equilibrio adecuado entre la voz y la parte rítmica. Cuando se haya logrado este balance, toca situar el resto de los elementos menos los micros generales de ambiente. Después se corrige el sonido del resto de los instrumentos para mantener el mismo equilibrio con la voz. Cuando la mezcla suene de forma correcta y equilibrada habrá que escucharla en estéreo. Puede darse el caso de de ciertos instrumentos suenen demasiado altos o que se den algunos efectos como la reverberación y el retardo. En estos casos hay que proceder a las correcciones necesarias.
Como seguro que imaginas, la mezcla es uno de los procesos más delicados y creativos de la producción de una canción. Se trata de lograr un reparto equilibrado de las frecuencias, volúmenes y planos de los instrumentos y las voces. Se ha de controlar el espectro de cada instrumento (ecualización), la dinámica (volumen, compresión, expansión, limitación) y la profundidad (reverberación, retardo).
Reproducción y monitorización
Cuando hablamos del proceso de mezcla, el sistema de reproducción y monitorización es lo más importante del sistema. Es clave un amplificador que no distorsione la señal y una tarjeta de sonido con una buena señal-ruido. A la hora de acometer una mezcla de sonido, es muy importante la distribución de los monitores y las reflexiones en la sala. Por ejemplo, unos altavoces demasiado cerca de la pared sobrecargarán de graves la escucha.
En cuanto a los efectos, los más importantes son la dinámica, la ecualización y el retardo/reverberación. Estos son imprescindibles para hacer cualquier mezcla. Hoy día se suelen usar efectos de software o la combinación de estgos con los manuales. Por último, recuerda que la mezcla es un proceso que depende del tipo de canción y del gusto de quien la acometa. No hay reglas escritas y ahí radica parte de la creatividad.
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