Tras el lanzamiento de la nueva PS4 Pro muchos gamers se preguntan si merece la pena dar el salto a esta nueva consola. No cabe duda de que para los que todavía no son usuarios de PS4, esta nueva PS4 Pro es mejor opción que el antiguo modelo, pero para los que ya tienen una PS4 la decisión no es tan fácil. Veamos las diferencias más notables:
Una de las principales diferencias es la resolución. La PS4 tan sólo permite una resolución Full HD, 1080p, mientras que la nueva PS4 Pro llega al 4K, 2160p. El inconveniente es que los juegos desarrollados para PS4 necesitarán un parche que permita esta nueva resolución y a día de hoy son pocos los juegos que disponen del mismo. En cuanto al tamaño, la PS4 Pro es ligeramente más grande y pesa más. Respecto a las conexiones, la PS4 Pro cuenta con un puerto USB más, una entrada de audio mejorada y un HDMI 2.0 (frente al 1.4 de la PS4). La nueva entrada HDMI es la que permite la salida de la resolución 4K.
En términos de potencia, el salto sí que merece la pena, ya que la PS4 Pro tiene una respuesta de GPU bastante mejor, de 4.2 Teraflops frente a los 1.84 de la PS4, además de contar con 1GB extra de RAM para aplicaciones no relacionadas con los juegos. Otra diferencia importante está en el procesador: la PS4 Pro llega a los 2.1GHz, mientras que la PS4 se queda en 1.6Ghz
Entre las desventajas más destacadas, la PS4 Pro consume casi más del doble que la PS4, 310w frente a 165w. Otro punto en contra es que no reproduce DVD o Blu-ray a resolución superior a 1080p, algo que sí incluyen algunas consolas de la competencia. Lo que más puede echar para atrás a los usuarios es que los juegos todavía no están adaptados a estas nuevas capacidades y tendrá que pasar algún tiempo hasta que se puedan disfrutar los juegos en 4K con un frame rate óptimo, ya que al aumentar la resolución también es más difícil mantener arriba los fps.
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