En 1989 Madonna estrenaba su disco Like a prayer, el mundo quedaba atónito tras la caída del muro de Berlín y en la televisión se estrenaba una serie de una familia de color amarilla llamada Los Simpson. Los cines se llenaban con la nueva película de un director con uno de los universos más interesantes y oscuros de la historia de nombre Tim Burton, su Batman con el inolvidable Joker de Jack Nicholson rompía la taquilla junto a la última cruzada de Indiana Jones y la segunda parte de Regreso al futuro.
Por si fuera poco, Nintendo sacaba la que, tal vez, sea la mejor consola de toda la historia de la humanidad: Super Nintendo. Un año para el recuerdo. La segunda presentación de la Super Nintendo fue en una rueda de prensa en 1989 con un prototipo de Super Mario, y, a partir de ahí, todo cambió.
Hace unos meses la compañía del fontanero más famoso del planeta confirmaba que la Super Nes Classic Edition era una realidad. Y a todos los amantes de los videojuegos nos empezó a latir de otra manera el corazón. Íbamos a tener la oportunidad de volver a escuchar la música del Zelda, movernos como Link y saborear esa sensación de que formamos parte de algo grande. En aquel año las consolas transformaron la industria del entretenimiento y empezamos a entender que estábamos ante una nueva época.
Zelda revolucionó el concepto del RPG, y confirmó a Miyamoto como uno de los artistas más influyentes de los 90. Pero eso no es todo, Mario daría un nuevo salto para los juegos de plataforma y Konami con su Castlevania pegaría un puñetazo en la mesa para dejar a todos sus rivales con la boca abierta. Estos juegos, y muchos más, los podemos disfrutar ya en esta nueva edición de la maravillosa consola que también ayudó a cambiar el mundo.
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1 Comment
Alvaro | Diseñador Web
14 septiembre, 2024 at 7:43 pmMuchos juegos de Nes tenían historias interesantes como Contra, o fantásticas como mario o donkey kong, eran muy creativos y recursivos para aprovechar las limitaciones del sistema de esa epoca, pero actualmente los juegos solo se centran en un realismo obsesivo que hace que sean juegos aburridos, demasiado pesados y predecibles.